El debranding es la última novedad en marketing. Cuando piensas en cualquier producto que utilizas a menudo lo primero que se te viene a la cabeza es su nombre. Pero, por otra parte, está claro que una marca también es reconocida por su logotipo. Muchas de ellas han empezado a cambiar esto, alejándose de los logos y dejando que sean otros elementos gráficos los que la identifiquen. Esta estrategia se ha hecho muy popular entre empresas que desean parecer menos corporativas y acercarse más a los consumidores.
Una definición clara de una nueva tendencia
Como hemos mencionado anteriormente, podríamos definir el debranding como la identificación de un producto o servicio sin utilizar un logotipo o imagen de marca. Es un proceso de desorganización corporativa, en el que las empresas tratan de eliminar el logotipo de su material de marketing. Y así conseguir una imagen más cercana, una mayor proyección de futuro y una comunicación menos corporativa y más personal.
Son cada vez más las empresas que asumen esta estrategia de marketing con el objetivo de atraer la atención de los consumidores.
¿Cuál es el objetivo del logotipo y la imagen de marca? Promocionar a las empresas y ser reconocidas, pero esta vez se hace de una manera inversa. Ahora, la estrategia se centra en el producto y la experiencia de marca, apostando por el cliente.
¿De dónde surge el debranding?
El debranding comenzó hace unos años debido a la pérdida de efectividad de la publicidad. Hemos visto cómo durante este tiempo las marcas han ido cambiando su imagen y simplificando cada vez más su grafismo, incluso muchas de ellas han vuelto a diseños del pasado para transmitir a los consumidores neutralidad, transparencia y legado de la marca.
Además de querer dar más importancia al cliente que a la propia marca, las empresas también han comprendido que en el entorno digital es más fácil adaptar su imagen a un diseño de logotipo más sencillo.
Pero aquí surge una duda muy importante, ¿el debranding es apto para cualquiera?
Los riesgos de utilizar una estrategia de debranding
Cuando hablamos de los riesgos de utilizar una estrategia de debranding, es indispensable tener en cuenta todas las posibilidades de éxito o fracaso para nuestra marca.
Esta técnica puede ser útil para aquellas empresas que tienen un exceso de ruido, es decir, que los mensajes llegan distorsionados a los consumidores. Sin embargo, no todas las marcas pueden aplicar esta tendencia, ya que para obtener beneficios de ella, deben contar con elementos diferenciadores, como una tipografía o color distintivos que permitan reconocerlas de inmediato.
Te enseñamos dos tipos de debranding
- Eliminación por completo del logotipo: se prescinde totalmente de ello para una campaña específica de marketing. Un ejemplo muy claro es el caso de Coca-Cola, cuando sacaron sus productos con nombres propios para que la gente buscase el suyo y lo comprase, ¿quién no tuvo una lata o un posavasos que se llamase igual que él?
- Eliminación del nombre de la empresa: se excluye el elemento más identificativo y se mantienen otros elementos característicos para que pueda ser identificada de alguna manera. Es conocido el caso de la estrategia que llevó a cabo Starbucks, eliminando el nombre de su taza y dejando solo la sirena serigrafiada en ella. Más tarde empezaron a preguntar el nombre a sus clientes para apuntarlo en la misma y que se la llevasen con la frase “We are Starbucks, nice to meet you”.
Son muchas las grandes empresas que apostaron alguna vez por el debranding y todas ellas, alcanzaron por lo general, un gran éxito que seguimos recordando aún hoy.
En NCA, llevamos tu estrategia de marketing a lo más alto, y para ello sabemos que siempre debemos estar actualizados. Ven, cuéntanos qué necesitas y juntos lo haremos posible.