Lee Iacocca es reconocido no solo como el «primer rockstar» de la industria automotriz, sino como una leyenda del liderazgo empresarial. Su visión de la gestión y comunicación corporativa sigue siendo una referencia que ilumina a líderes de todo tipo de industrias. Iacocca no solo lideró equipos, sino que transformó la industria automotriz desde sus cimientos, dejando a su paso enseñanzas y productos emblemáticos como el Ford Mustang y el Chrysler Voyager.
Su estilo único y su habilidad para conectar con el público marcaron una época y redefinieron el rol de los líderes en las grandes empresas.
Una de sus reflexiones más destacadas para quienes lideran organizaciones hoy es su cambio de enfoque en cuanto a la comunicación. Según explicó, dedicó muchos años al trabajo operativo, invirtiendo hasta el 90% de su tiempo en estos aspectos técnicos. Sin embargo, tras comprender el poder de la comunicación en su impacto personal y en su organización, Iacocca decidió invertir esa proporción, dedicando ahora el 90% de su tiempo a comunicar y solo el 10% a las tareas operativas.
Esta decisión no solo cambió su estilo de liderazgo, sino que impulsó una mayor cohesión y claridad en sus equipos, alineándolos con los objetivos corporativos y fortaleciendo la visión compartida.
Su etapa como presidente de Ford fue solo el inicio de su legado, pero su mayor hazaña vino al tomar las riendas de Chrysler en un momento de profunda crisis. La empresa estaba al borde de la bancarrota, y su liderazgo no solo revirtió su destino, sino que la convirtió en un símbolo de resiliencia. A través de su audaz campaña para el modelo K-Car, Iacocca se dirigió directamente a los clientes en televisión y otros medios. Su famosa frase, “If you can find a better car, buy it” (Si encuentra un coche mejor, cómprelo), no solo fue un mensaje de confianza, sino una demostración de transparencia y responsabilidad hacia los consumidores. Este enfoque cercano y directo en sus campañas fue, para muchos, una auténtica revolución en la industria publicitaria y un ejemplo de cómo un líder puede (y debe) representar personalmente los valores y el compromiso de su empresa.
La lección aquí es clara: la autenticidad y la cercanía de un líder no solo inspiran a los empleados, sino que también pueden transformar la percepción pública de la marca y fortalecer la confianza de los clientes.
Así, Iacocca nos deja una reflexión profunda: ¿estamos los líderes de hoy dispuestos a asumir el papel de representantes visibles de nuestras empresas? ¿Seríamos capaces de protagonizar un anuncio que refleje nuestras promesas al mercado con la misma autenticidad y seguridad? La pregunta está abierta para quienes quieran hacer de su liderazgo un modelo de inspiración y compromiso.
Alejandro Navío
Socio Fundador y CEO de NCA Smart