Las cremas rejuvenecedoras no existen

Las soluciones milagrosas para rejuvenecer no existen para nadie. Y las marcas no son una excepción.

Decir cosas como “un plan que renta mazo” o sacar un satisfyer en tu anuncio no rejuvenece tu marca. Meter entradas aleatorias en tiktok o un concurso de IG en el que para participar tienes que seguir a la marca tampoco.

Ofrecer una plataforma de búsqueda de conciertos, entrevistas personales y listas con lo más cool del momento puede ser un camino. Pero solo si esta estrategia es un paso más de la construcción del posicionamiento de marca basado en beneficiar a sus clientes más allá de lo que pueden ofrecer sus productos, como ha hecho un conocido banco.

Se puede caer en aquello de “claro, con dinero bien se puede” (por decirlo finamente) y, efectivamente, con dinero se puede hacer todo mucho más grande, pero no necesariamente mejor.

Para hacerlo bien no hay que dejarse llevar por productos repentinos que prometen que van a dejar tu marca tan tersa como el culito de un bebe; sabes que no va a funcionar, lo sabes, aunque te dejes el dinerito unas cuantas veces para probarlos.

Para rejuvenecer bien hay que seguir, paradójicamente, los consejos de la abuela: hacerlo despacio y paso a paso.

Esto es una carrera de fondo, donde la estrategia y la creatividad serán las claves de la futura eficacia. Siempre.

Pasa por, primero, mirarnos el ombligo: analizar nuestra marca. Saber dónde estamos exactamente, haciendo un repaso muy profundo del estado actual, nuestro posicionamiento, percepción actual del cliente, fortalezas y debilidades.

Por supuesto, no estamos solos en el mercado (ojalá?) así que es muy necesario también observar lo que están haciendo las marcas competidoras y analizar las tendencias del sector.

Y cuando ya sabemos quiénes somos y de dónde venimos, toca trabajar el a dónde vamos, el lugar donde nos gustaría estar: redefinir nuestra identidad y conocer a fondo a nuestro target.

 

Esto incluye alinear la misión y valores con las expectativas actuales de los consumidores; asimilar las novedades en nuestro existente ADN; y crear una historia de marca coherente que conecte emocionalmente con nuestro público. 

Para esa conexión es fundamental saber todo de ellos: no solo cómo hablan, también quiénes son, qué piensan, qué comen, con qué sueñan, qué les repugna, por qué matarían…

Con las nuevas bases de nuestra marca establecidas, irán surgiendo nuevos retos…
sí, esto es un parar, y OJO SPOILER!: no tiene fin 😊

Hay que revisarlo una y otra vez para no tener que empezar de cero nunca más Recoger y analizar regularmente el  feedback de nuestros clientes (actuales y potenciales) acerca de nuestros servicios, imagen… para identificar áreas de mejora y re-ajustar la estrategia de manera flexible y rápida cuando sea necesario.

Los aspectos visuales (Logotipo, packaging, web/app) serán el reflejo de toda la investigación realizada, al igual que la presencia digital, contenidos y campañas de marketing. Y toooooodo, como siempre, debe unirse a una experiencia y atención al cliente que asegure su satisfacción final y ese deseado retorno en forma de estrellitas y comentarios positivos en todos los canales.

Para concluir, invertir dinero en una campaña flash “rejuvenecedora” basada en estereotipos/expresiones random de una audiencia a la que no conocemos no solo  será poco efectivo, sino que puede volver en forma de reacciones negativas por falta de autenticidad.

Rejuvenecer no es una meta, sino la consecuencia de un trabajo bien hecho

Infografia artículo
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Aline Bastida

Directora creativa