Introducción
Podemos decir que los años 90 son un punto de inflexión para el ser humano y el medio ambiente, ya que fue cuando verdaderamente empezamos a tomar conciencia de lo estropeado que estábamos dejando el planeta a nuestros futuros descendientes. Pasamos de hablar con pesar del agujero en la capa de ozono a obsesionarnos con el cambio climático. Y como todo evento trascendente que se da en la sociedad, este viraje a verde también empezó a palparse en el mundo del marketing.
El impacto de la conciencia social por el cuidado del medio ambiente se trasladó a las grandes corporaciones, que quisieron demostrar al mundo que ellas también estaban preocupadas. A través de acciones de comunicación ligadas al diseño, creación, comercialización y distribución de productos que buscan generar el mínimo impacto negativo en el medio ambiente surgió el Marketing Ecológico o Verde, asociado a la responsabilidad social empresarial.
El «Green Marketing»
Este “Green marketing” tiene como objetivo posicionar en la mente del consumidor una empresa como sostenible. Y con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en Europa, muchas empresas están optando por subirse al carro para mostrar su lado más responsable.
No hay que confundirlo, eso sí, con el Greenwashing, del que acusan a muchas empresas que, pese de mostrar su preocupación por la sostenibilidad, no logran realmente ninguna propuesta de cuidado medioambiental contundente y/o continua o es tan leve que no llega a notarse.
El Green marketing no es una moda; es una necesidad, una manera de que las empresas se comprometan y usen su fuerza para mejorar el planeta, en su medida, con sus recursos y los que puedan poner a disposición de los demás. Obviamente, toda acción sostenible va a ser bien vista por parte del público objetivo. El consumidor está cada vez más concienciado con el medio ambiente y ve esto como una necesidad de bienestar con la humanidad. ¿Cómo puedo aplicarlo a mi empresa? No todos tenemos el volumen de facturación o la capacidad de realizar grandes acciones que pueden tener marcas como HP o IKEA, pero sí que podemos implementar ciertos ajustes que nos ayudarán a ser más sostenibles y aportar nuestro granito de arena:
- Reduce el consumo energético. Nos lo dicen ahora por todos lados ¡pero es verdaderamente importante! Y en la empresa podemos hacerlo entre todos.
- Si pensamos en materiales, podemos minimizar el uso de plásticos, ya sea en nuestro producto, packaging o día a día, procurando utilizar elementos biodegradables que no generen impacto negativo medioambiental. Reducir, reutilizar y reciclar embalajes o soportes antes de desecharlos también es clave.
- Durante el proceso productivo debemos tener en cuenta varios factores, ya que quizás es la etapa más contaminante y en la que más hincapié deberíamos poner. Para minimizar nuestro impacto es importante no realizar pruebas en animales, vigilar los vertidos químicos en ríos u océanos o evitar la deforestación.
- En la medida de lo posible, rodéate de proveedores de proximidad. Es un ejercicio de responsabilidad ecológica.
- También podemos aplicar innovaciones en nuestra forma de publicitarnos, de tal modo que nuestra imagen de marca se preocupe más por el medio ambiente. Empresas como Ben & Jerry’s tienen iniciativas contra el cambio climático e informan sobre como ahorrar grandes cantidades de Co2.
Aparte de ayudar al planeta, un producto eco-friendly generan ventajas competitivas frente a empresas no sostenibles. Cuentan con valor de marca añadido y viene muy bien al consumidor actual, ya que siente gran necesidad por compartirlos con su círculo social. Ser sostenibles nos hace más aptos para fidelizar a los clientes. En NCA podemos ayudarte a buscar estrategias sostenibles para acercarte aún más a tu público. Desde consultoría de marca y producto a la búsqueda de packagings sostenibles. Revertir al planeta parte de lo que él nos da, con acciones de comunicación centradas en alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU.
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