Digo “casi” porque, evidentemente, hay excepciones. Algunas empresas nacieron ya bendecidas por un descubrimiento o patente exclusiva que les dio una posición dominante en el mercado, como Xerox y la fotocopiadora, Bayer y su Aspirina, o Dyson y su aspiradora sin bolsa.

 

Pero en la mayoría de los casos, las empresas más exitosas no disponían al principio de un gran capital. Muchas empezaron en un modesto garaje, un taller o un pequeño restaurante: Apple, Amazon, IKEA, Google, McDonald… O sin ir más lejos, Inditex.

 

No fue una gran inversión o un invento revolucionario lo que las llevó a la cima; su éxito parece estar más relacionado con su visión para descubrir una forma diferente de hacer las cosas.

Toda empresa puede llegar a ser una gran empresa

Airbnb convirtió viviendas corrientes en hoteles, sin tener ni una sola propiedad. Spotify permitió buscar y escuchar cualquier canción gratis con anuncios. Über hizo que cualquier persona pudiera ser taxista. IKEA comenzó a vender muebles baratos (que el comprador debía montar él mismo) y creó una nueva experiencia de cliente en tiendas que se podían recorrer y explorar tranquilamente.

¿Qué tuvieron estas empresas en común? Hacer algo que nadie había hecho antes. Innovar, pensar estratégicamente y adaptarse a lo que el público demandaba. Para crecer no les hicieron falta millones. Bastaba con buenas ideas y un plan para llevarlas a cabo.

Esta decisión no solo cambió su estilo de liderazgo, sino que impulsó una mayor cohesión y claridad en sus equipos, alineándolos con los objetivos corporativos y fortaleciendo la visión compartida.

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¿Y por qué muchas empresas innovadoras se estacan... o lo que es peor, desaparecen?

Es cierto que muchas otras empresas se durmieron en los laureles y acabaron desapareciendo. Kodak inventó la primera cámara digital, pero la ignoró en un intento de mantener su negocio de películas fotográficas. Blockbuster se aferró a los videoclubes y terminó en quiebra. Blackberry o Nokia subestimaron los smartphones táctiles. Sears no vio venir el comercio electrónico…

Son varios los motivos de estos fracasos:

  • FALTA DE VISIÓN. El modelo de negocio triunfa al principio, pero no tiene mucho recorrido porque no se mantienen las condiciones del mercado, o el producto o servicio que ofrecen deja de aportar valor.
  • FALTA DE PREPARACIÓN. El líder del proyecto empresarial, aun teniendo unas elevadas habilidades técnicas o comerciales, carece de preparación en otras disciplinas fundamentales como finanzas y marketing.
  • EXCESO DE CONFIANZA. También llamado “síndrome del gigante”. Algunas empresas creen que su marca es tan fuerte que nunca dejará de tener clientes… hasta que los pierden.
  • FALTA DE INNOVACIÓN. Los cambios del mercado (ya sean tecnológicos o sociales) son cada vez más frecuentas y más drásticos. Y quienes no son capaces de adaptarse a los cambios, no sobreviven. Las empresas que dejan de innovar tienden a desaparecer.
  • FALTA DE UN PLAN ESTRATEGICO. Sin un plan, no hay futuro. Tener una estrategia es casi un seguro de vida para la continuidad y desarrollo de la empresa. Todo plan estratégico debe responder a estas preguntas:
    • ¿Dónde estoy ahora?
    • ¿Adónde quiero llegar?
    • ¿Qué debo hacer para conseguirlo?

Sin embargo, a menudo nos tropezamos con una actitud harto presente:

“No necesito un plan estratégico; eso es solo para las multinacionales”

Esta mentalidad es un gravísimo error. Un plan estratégico es absolutamente imprescindible para el éxito. Y, además, está al alcance de cualquier empresa. Obviamente, no es preciso acudir a las grandes consultoras; a lo largo de mi carrera he conocido medianas y pequeñas consultoras mucho menos costosas, todas con un nivel profesional excelente.

Si se selecciona una consultora adaptada a los requerimientos del trabajo a efectuar, el precio no es elevado; y me atrevo a decir que los costes de un plan estratégico pueden ser el dinero mejor invertido por la empresa. Una empresa con un plan estratégico cotiza claramente al alza. Como dicen los expertos, “sin estrategia, los costes en marketing son gastos”.

 

El mercado necesita pequeñas empresas para hacerlas grandes. Y las posibilidades de financiación sobran. ¿Será quizá que la determinación y el carácter de sus líderes no abunda tanto?

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Alejandro Navío

Socio Fundador y CEO de NCA Smart