El aislamiento ha provocado que nuestros hábitos de compra experimenten cambios bruscos, pero también que se adapten a las nuevas circunstancias. Al principio las compras fueron compulsivas, pero poco a poco pasamos a un consumo más racional. Según un estudio de la consultora Kantar, en la primera semana desde que se iniciara el confinamiento, los españoles redujeron en un 15% sus actos de compra de gran consumo, pero llenaron más sus cestas y gastaron más en cada ocasión. En las siguientes semanas se fueron adaptando paulatinamente a sus necesidades.

Nuevos hábitos

 

Parte del consumo que se hacía fuera del hogar ahora se hace en casa. Los productos de “picoteo”, el chocolate, el café, la cerveza y la de repente imprescindible levadura, entraron a nuestros hogares como productos terapéuticos emocionales. Todas estas compras las hacíamos, y las hacemos, en el punto de venta más cercano para exponernos menos al exterior (bueno, y por recomendación de las autoridades), lo que benefició a las cadenas con más dispersión y más puntos de venta. No obstante, dichos hábitos están considerados como extraordinarios y lo más probable es que vuelvan a transformarse una vez finalizado el estado de alarma.

El Online… ¿Se queda?

 

Por otro lado, optamos por ampliar la variedad de artículos que solíamos comprar por internet, agregando a la cesta incluso productos de primera necesidad. La compra online en todas sus tipologías ha sido una de las más beneficiadas por la crisis sanitaria. Y así parece que seguirá siendo. Dentro de más de seis meses la compra online ya se habrá consolidado durante el aislamiento y ganará peso en 2021, según las previsiones de la consultora Deloitte.

“El online podría repuntar por el miedo a contagios en un principio o simplemente porque a los usuarios que lo usaron durante la cuarentena les gusto la experiencia y quieren repetir”, explican desde Kantar. En el caso de El Corte Inglés, la experiencia ha sido buena. Su click&collect ha llegado a multiplicar por cinco sus ventas. Aunque desde los grandes almacenes no se atreven a hacer una predicción de lo que ocurrirá con este canal de venta, si creen que “tendrá mayor peso”.

 

Y después, ¿qué?

 

El impacto económico que el coronavirus va a dejar en nuestro país provocará, inevitablemente, una alteración de los hábitos de consumo postconfinamiento. El desempleo, la crisis generalizada y las innumerables restricciones y precauciones que afectarán a todos los sectores (distancia obligatoria, reducción del aforo en bares, comercios, centros comerciales o espectáculos, esperas, atención con cita previa… por solo citar algunas) por fuerza nos obligarán a cambiar nuestra forma de comprar y nuestras costumbres.

Por ejemplo, el dinero en efectivo tiene los días contados (y la economía sumergida lo tendrá más difícil); la saturación de los transportes públicos descenderá notablemente, debido a que muchas personas teletrabajarán y otras optarán por acudir andando o en bicicleta a sus ocupaciones; crecerá el turismo de cercanía y se reducirán los viajes en avión; preferiremos los productos nacionales y de proximidad a los de importación; los gimnasios se vaciarán y aumentará la venta de aparatos para hacer ejercicio en casa; mucha gente está invirtiendo ya sus ahorros en oro (un clásico bien “seguro”). Y aún no está claro hasta qué punto dañará a pilares de la economía como la moda, la cultura o el deporte.

Evidentemente, la crisis condicionará las pautas de consumo de la población, pero no así sus anhelos. Somos seres humanos, con gustos y caprichos no siempre racionales.  Puede que no podamos permitirnos cierto tipo de productos y de actividades de ocio, pero no por ello perderemos el deseo de querer consumirlos.

De ahí la importancia de que las marcas estén con nosotros ahora. Lanzando mensajes positivos, proponiendo iniciativas de responsabilidad social corporativa y comunicando acciones que ayuden a salir de la crisis. Las marcas aceptaron el compromiso tácito de hacer lo posible para estar con nosotros, sus consumidores. En las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad, las marcas en las que confiamos nos acompañan en diferentes etapas de nuestras vidas. En NCA pensamos que este compromiso es mutuo, por ello proponemos y desarrollamos para nuestros clientes soluciones estratégicas eficaces y novedosas, a fin de que sus consumidores sigan teniendo sus marcas presentes, día tras día.